En el gato…
EL PROBLEMA
El gato es un animal territorial, y cuando llega a la madurez sexual (producción de hormonas sexuales) comienza a orinar marcando el territorio.
Esto ocurre aproximadamente entre los 7-10 meses de edad.
LA SOLUCIÓN
La solución a este comportamiento natural, pero desagradable para los humanos, pasa por una intervención quirúrgica (orquidectomía) en la que se extirpan los testículos del gato (fuente principal de las hormonas sexuales masculinas).

La intervención se realiza bajo anestesia general, por lo cual el animal no sufre. Consiste en quitar los testículos, que son los organos productores de testosterona (hormona sexual masculina).
Es una operación sencilla, que rara vez acarrea complicaciones.
La herida no se cierra con puntos de sutura, con el fin de que pueda drenar y para evitar infecciones, al animal se le prescribe un tratamiento antibiótico durante varios días.

El gato castrado se convierte en un animal más tranquilo y menos agresivo.
Muchos de estos animales castrados tienen tendencia a engordar, precisamente debido a su cambio de comportamiento (más tranquilos).
Existen en el mercado piensos especiales para gatos castrados, formulados especialmente para limitar el aumento de peso.
En la gata…
Las gatas alcanzan la madurez sexual aproximadamente a los 7-9 meses de edad. Depende de la época del año en que hayan nacido.
La madurez sexual se manifiesta por el celo. Una gata en celo se muestra más cariñosa, se frota contra las piernas de los dueños, se revuelca, adopta posturas características, etc. Tiende a maullar más de lo habitual, en ocasiones como si se quejase.
La castración química
Existen tratamientos anticonceptivos (inyectables o en comprimidos) que impiden que la gata salga en celo.
Estos tratamientos no son permanentes, y se aconsejan en animales que van a criar alguna vez en la vida, pero que por algún motivo, en ese momento no deseamos que salgan en celo ni queden gestantes.
Sin embargo, el tratamiento durante tiempo prolongado tiene efectos secundarios indeseables, como mayor probabilidad de desarrollar tumores de mama y/o infecciones uterinas graves.
La castración quirúrgica Es permanente, por lo cual, está recomendada en gatas que no deseamos que críen nunca. Es una operación, que se realiza bajo anestesia general, en la cual se extirpan los ovarios y el útero (no siempre). Tras esta intervención, la gata se vuelve más tranquila y por ello, a veces, tiene tendencia a engordar. | | |||||
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