La toxoplasmosis
¿Qué es la toxoplasmosis?
Es una enfermedad infecciosa producida por Toxoplasma gondii, un protozoo parásito
que puede infectar a cualquier animal de sangre caliente (mamíferos, aves).
La enfermedad generalmente es leve, pero puede llegar a ser
muy grave en fetos y en personas con las defensas muy bajas y el sistema
inmunitario comprometido.
¿Cuál es el problema con los gatos y la toxoplasmosis?
Aunque prácticamente cualquier animal de sangre caliente
puede infectarse con el parásito Toxoplasma
gondii, los felinos son el hospedador definitivo. Esto significa que en los
gatos el parásito es capaz de completar su ciclo y reproducirse dentro del
organismo de los gatos.
¿Cómo se contagia la toxoplasmosis?
Los gatos se infectan al comer carne de roedores o aves
infectadas. El parásito se multiplica en el intestino del gato y se libera con
las heces de este. De modo que las heces de un gato infectado de toxoplasmosis
pueden contaminar el agua, las verduras, etc y si un humano u otros animales ingieren
esos productos contaminados pueden ser portadores o enfermar de toxoplasmosis.
¿Cuáles son los síntomas?
La mayor parte de los gatos no muestran síntomas (portadores
asintomáticos). La enfermedad afecta más a individuos jóvenes (cachorros y
niños) y animales inmunosuprimidos.
En el humano los síntomas se parecen a los de la gripe:
fiebre, falta de apetito, cansancio, etc. En casos graves puede haber vómitos,
diarreas, afectación de ganglios linfáticos e incluso abortos.
Gatos, toxoplasmosis y mujeres embarazadas
Existe la falsa
creencia de que las mujeres que tienen gatos deben desprenderse de estos si
piensan quedarse embarazadas. Esta creencia se deriva de que aunque la
mayor parte de las infecciones por Toxoplasma son leves, existe un tipo de
toxoplasmosis grave, que es la que se adquiere de forma congénita. Si una mujer
embarazada contrae la toxoplasmosis puede verse afectado el feto y presentar
alteraciones al nacer.
Existen muchos casos de embarazadas que sufren toxoplasmosis
y no han tenido contacto alguno con gatos. Esto se debe a un descuido en medidas
de seguridad higiénicas y alimentarias. Siguiendo estas pautas los gatos
caseros no supondrán un problema:
-
Comer carne siempre perfectamente cocinada (evitando embutidos que no hayan tenido tratamientos
térmicos)
-
Lavarse bien las manos y los utensilios después
de manipular alimentos crudos.
-
No permitir que el gato cace, ni tenga acceso a
carnes crudas o poco cocidas.
-
Limpiar diariamente la bandeja del gato y
durante el embarazo hacerlo con guantes o que otra persona se encargue de
hacerlo.
-
Lavar cuidadosamente las futas y verduras que
vayan a ingerirse crudas (las hortalizas mal lavadas son la principal fuente de
contagio)
- Emplear guantes para manipular la tierra del
jardín potencialmente contaminada.
En conclusión, antes de deshacernos de un animal es
conveniente consultar con el veterinario. La toxoplasmosis se puede
diagnosticar con una simple analítica y tiene tratamiento. No condenes a tu
gato a vivir sin ti ni dejes de vivir con él por miedos infundados.