viernes, 21 de septiembre de 2012



La toxoplasmosis


¿Qué es la toxoplasmosis?

Es una enfermedad infecciosa producida por Toxoplasma gondii, un protozoo parásito que puede infectar a cualquier animal de sangre caliente (mamíferos, aves).
La enfermedad generalmente es leve, pero puede llegar a ser muy grave en fetos y en personas con las defensas muy bajas y el sistema inmunitario comprometido.
¿Cuál es el problema con los gatos y la toxoplasmosis?
Aunque prácticamente cualquier animal de sangre caliente puede infectarse con el parásito Toxoplasma gondii, los felinos son el hospedador definitivo. Esto significa que en los gatos el parásito es capaz de completar su ciclo y reproducirse dentro del organismo de los gatos.


¿Cómo se contagia la toxoplasmosis?
Los gatos se infectan al comer carne de roedores o aves infectadas. El parásito se multiplica en el intestino del gato y se libera con las heces de este. De modo que las heces de un gato infectado de toxoplasmosis pueden contaminar el agua, las verduras, etc y si un humano u otros animales ingieren esos productos contaminados pueden ser portadores o enfermar de toxoplasmosis.

¿Cuáles son los síntomas?
La mayor parte de los gatos no muestran síntomas (portadores asintomáticos). La enfermedad afecta más a individuos jóvenes (cachorros y niños) y animales inmunosuprimidos.


En el humano los síntomas se parecen a los de la gripe: fiebre, falta de apetito, cansancio, etc. En casos graves puede haber vómitos, diarreas, afectación de ganglios linfáticos e incluso abortos.


Gatos, toxoplasmosis y mujeres embarazadas

Existe la falsa creencia de que las mujeres que tienen gatos deben desprenderse de estos si piensan quedarse embarazadas. Esta creencia se deriva de que aunque la mayor parte de las infecciones por Toxoplasma son leves, existe un tipo de toxoplasmosis grave, que es la que se adquiere de forma congénita. Si una mujer embarazada contrae la toxoplasmosis puede verse afectado el feto y presentar alteraciones al nacer.


Existen muchos casos de embarazadas que sufren toxoplasmosis y no han tenido contacto alguno con gatos. Esto se debe a un descuido en medidas de seguridad higiénicas y alimentarias. Siguiendo estas pautas los gatos caseros no supondrán un problema:

-          Comer carne siempre perfectamente cocinada  (evitando embutidos que no hayan tenido tratamientos térmicos)
-          Lavarse bien las manos y los utensilios después de manipular alimentos crudos.
-          No permitir que el gato cace, ni tenga acceso a carnes crudas o poco cocidas.
-          Limpiar diariamente la bandeja del gato y durante el embarazo hacerlo con guantes o que otra persona se encargue de hacerlo.

-      Lavar cuidadosamente las futas y verduras que vayan a ingerirse crudas (las hortalizas mal lavadas son la principal fuente de contagio)
-      Emplear guantes para manipular la tierra del jardín potencialmente contaminada.







En conclusión, antes de deshacernos de un animal es conveniente consultar con el veterinario. La toxoplasmosis se puede diagnosticar con una simple analítica y tiene tratamiento. No condenes a tu gato a vivir sin ti ni dejes de vivir con él por miedos infundados.