jueves, 6 de septiembre de 2012

El lujo de tener una mascota




La sociedad cambia progresivamente, y por ello también lo hacen los roles que cada uno de nosotros, los animales, las plantas, los oficios y profesiones  y las cosas desempeñamos en ella.

Hace unas décadas la palabra mascota era casi un sinsentido para la sociedad, tener un perro que no servía para pastorear el ganado, cazar (pero cazar para comer, no por deporte) era poco menos que una excentricidad, un lujo y una actitud absolutamente incomprendida.

La sociedad ha cambiado y con ella la forma de vivir, el modo en el que el humano se relaciona con los animales, con la naturaleza… por ello debemos desechar pensamientos erróneos, como creer que vivir con una mascota es disponer de un artículo de lujo.

Quizá, si entendemos por lujo aquello que no nos podemos permitir, disfrutar de la compañía de un animal pueda calificarse de lujo. Desde este punto de vista, en los tiempos que corren, lamentablemente, comienzan a ser muchos los lujos… muchas las cosas que gran cantidad de ciudadanos no se pueden permitir, ir de vacaciones, acceder a una vivienda digna, tomar unas cañas con los amigos, tener hijos y ofrecerles una educación de calidad… ¿Resulta ahora que es un lujo todo aquello que no cubre una necesidad básica como comer y guarecerse del frío?




  Existen una serie de necesidades por encima de las básicas para el ser humano, que cuando están cubiertas nos aportan bienestar y calidad de vida; una de estas necesidades cada vez para más personas es disfrutar del cariño, la compañía y el bienestar que ofrecen las mascotas. Desde luego que obtener este bienestar conlleva un gasto, pero ¿no satisfacen las mascotas necesidades mucho más profundas que poseer un bolso o unos zapatos de firma?


Para las personas que comparten la vida con un animal de compañía, la salud y el bienestar de ese animal no puede calificarse de lujo, ya que estos redundan directamente en la calidad de vida y la salud de esas personas. A estas alturas a nadie se le deben escapar ya los beneficios tanto físicos como psíquicos que las mascotas aportan al ser humano, la felicidad y el bienestar que el paseo con un perro o acariciar a un gato producen en el humano no deben seguir calificándose de artículo de lujo, pues no lo son. Al fin y al cabo  la definición de la OMS sobre la salud engloba el bienestar físico, psíquico y social, y la salud es una de las necesidades básicas del ser humano. 
 

Disfrutar de una mascota es cubrir una necesidad que contribuye a un mejor estado de salud de la persona que disfruta de ella, así que realmente ¿dónde está el artículo de lujo?

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